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Muchas de las páginas que escribo las hago pensando en mí, en mi propio proceso. Esto os puede parecer muy egoísta y es que escribo sobre las cosas que me hubiese gustado leer antes de comenzar mi proceso de Coaching o durante el proceso mismo de Coaching. Son reflexiones que me ayudan a ver el camino que llevo ya recorrido. Ahora hará casi un año que comencé este proceso. Si hay algo que me ha costado entender es que, es cuestión de tiempo conocerme a mí misma, profundizar y sanar las heridas.
Me costó varios meses ver qué me estaba pasando, me costó encontrar una terapeuta o coach en España, me costó dar el paso al proceso…y ahora, me cuesta ver que no sé exactamente cuánto tiempo más me va a llevar, aunque sé que estamos acercándonos a la etapa final.
Es un proceso en el que he tenido que des-aprender. La atracción por el mismo sexo, que desarrollé durante más de 20 años no iba a desaparecer en una hora de sesión, tampoco iba a desaparecer porque me leyese un libro o porque hiciese deporte… Yo deseaba una solución rápida para un dificultad profundamente arraiga en mí, era poco realista por mi parte pensar que todo se iba a solucionar rápido y sin esfuerzo.
Vivimos en un mundo en el que todo es inmediato y lógicamente cuando las cosas no son así, nos desesperamos. Nos cuesta soportar los atascos en el tráfico, “disfrutamos” de la comida rápida que tenemos a la vuelta de la esquina y por ello, nos cuesta entender que el Coaching de Identidad nos va a llevar 6 meses, 1 año o incluso más. Ahora veo que, es importante ir sanando poco a poco ciertas áreas e ir poniendo cada sentimiento en su lugar. Ahora entiendo la dinámica propia de mi familia y comprendo mi hipersensibilidad al mundo que me rodea, veo mi falta de autoestima y un largo etc.
¿Y qué ha pasado durante estos meses cuando he caigo en alguno de mis «antiguos hábitos»? Pues ha tocado levantarme, volver a mirar los problemas de frente y focalizarme en la meta que quiero alcanzar, pero esta vez, con herramientas probadas por mi misma sabiendo que funcionan porque yo misma lo he «testado».
Sé que esta página de hoy no aporta una gran reflexión, pero quiero escribirla porque estoy pensando precisamente en ti. En ti que has comenzado el proceso de Coaching hace algunos meses y crees que te estás estancando. Estoy pensando precisamente en ti, que no sabes si comenzar el Coaching porque sabes que va a exigir mucha paciencia. Estoy pensando precisamente en ti que eres el familiar o el amigo/a de una persona que es homosexual y te gustaría poder comprenderlo todo mejor y rápido. Lo único que puedo decirte es que requiere tiempo.
Pienso también en Elena y en el dolor que ve en nuestras vidas. De vez en cuando le pregunto si voy a «buen ritmo», a lo que ella me responde que lo importante es profundizar y sacarlo todo, al 100% para no tener dentro de unos años regresiones, es importante asegurarnos de que no quede ni un atisbo de nada, que mis heridas se cierran bien. Requiere tiempo abrirte a alguien que no conoces inicialmente y que va estar a tu lado en el proceso de desprendimiento de cada una de las capas que hay en tu mente y en tu corazón, esas que se han ido “enquistando” a lo largo de tu vida.
La mayor verdad que leí en el libro de Richard Cohen es que este proceso es una batalla de amor y gana quien ama más, a lo que yo añadiría que esa batalla lleva tiempo, así que ¡ánimo! Estés en la situación que estés: no tengas miedo, no te angusties porque no ves ya el resultado, poco a poco las cosas van colocándose. Las manecillas de este complicado reloj que somos cada uno de nosotros están en marcha.